Soy yo pero también...

Soy tus manos.

Son las 6 de la mañana
y te levantas con desgano,
me asomo a tu rostro
y le sirvo de paraguas
a las lágrimas dormidas
que despertaron en verano.

Eres tú en el espejo
despertando el viento
con tus suspiros inocentes
que me atrevo a ultrajar siendo tus dedos
acallando nombres pasados
que pasaron sin ánimo
por tu sendero de verano.

Es el agua cayendo por tu cuerpo
y en esta parte disfruto como nunca
ser tus manos,
resbalando en tu piel
no porque lo necesita
sino porque lo reclamo,
los dedos imparten ley
en el juicio de tus piernas
cayendo por tus muslos presos
de tus manos que para la ocasión
son mi presencia,
que para el baño de verano
recorriendo extasiado tus piernas
son tus manos, son tus manos.

Es el agua que no acaba de caer,
soy yo escalando tus pechos,
son tus manos,
surcando incansables
el camino conocido a tu boca
recorriendo en círculos
la ruta complicada a tu cuello,
son tus manos, es un baño,
de verano,
arañando tu piel con la yema del éxtasis
y dibujando sonrisas donde no existen manos ajenas,
trepando sin compasión por el albo de tu pecho,
hasta llegarte airoso al compás de tu cuello
pero recuerda,
son tus manos en un baño de verano
y yo soy ellas, son tus manos,
acariciando el agua en tu cuello
al contacto de mis labios transformados en dedos
que apresan tu ser
sin que grites porque son tus manos,
bajando despacio de nuevo a tus senos redondos como el sol
que entra despacio por la ventana dispuesta a combatir el agua,
pero aquí estoy yo, protegiendo tu desnudez
con mi danza descendente por tu cuerpo, deteniéndome en pequeños pueblos
para alimentar al animal que cabalgando extasiado
no perdona momentos muertos
para anidar espacios
y colocar banderas suyas
donde antes habían desiertos,
para humedecer con los dedos,
que son de tus manos, mis labios transformados,
hasta llegar al valle prohibido al desconocido
pero a aventurero yo,
siendo parte de ti,
que son tus manos, yo me excluyo,
soy nada, sólo un sustantivo colocado
para disfrazarme en tus manos,
ingreso al valle de la esperanza
con espada
que son tus dedos enamorados
del agua que va cayendo
en esta mañana de verano
con el sol observando
lo que van haciendo las letras
cuando se fue a dormir la razón
y sólo quedo yo
en tu cuerpo humedecido
y el valle de la esperanza abriendo sus puertas
para ingresar sin reparo
ni permisos adicionales
que me quedaré a vivir una pequeña eternidad
mientras escuchas el silencio del agua
y yo voy ingresando al valle de la esperanza,
donde las teorías se han vuelto innecesarias,
me basta mi espada
y un rollo de poemas para cimentar un nuevo pueblo
donde vivir nuestros veranos
mientras cierras las piernas
para acabar con el baño
y apartas al sol con la mirada,
señal clara de mi partida
y regresar a tu piel
dejando atrás el valle,
dejando el agua en el viento
y tus manos al aire,
señal clara de mi huida.

Es la tarde y no ha pasado nada.

Es la noche y vas a dormir,
suena el reloj a la hora indicada
y mientras enmudeces tus respiros
observas tus manos
y te sientes ajena.
Mientras acostada en el baúl de memorias
te tapas abrigada en el verano más frío que recuerdes
observas tus manos e ignoras de viajes a tu cuerpo
y te limitas a pensar: Dónde estás,
te quedas dormida y de tus manos cae una hoja vacía con título y punto final
pero no hay poema en él
ni versos que pinten el vacío
...

Y soy tus manos una vez más
para cerrarte los ojos
y hacerte dormir
porque no soy parte de tu cuerpo,
soy parte final del comienzo
donde inicio viajes en tu cuello
y los culmino
en tus sueños.

Soy tus manos.