jueves, mayo 01, 2014

Memorias

La vida es una ficción
que tratamos de contarle a nuestros días
en nuestros mejores esfuerzos 
bajo el sol,
la noche que no sabe de esto
va envolviendo los días
en sus largos bostezos
para llevarse todas las alegrías
y esconderlas en nuestras memorias
junto a cosas que no ocurrieron
mientras el sueño va juntando historias
para que no queramos despertar
y la vida que aún espera
nunca pueda terminar.

domingo, julio 14, 2013

El sepulturero

Andrés iba todas las tardes de invierno al cementerio a visitar al sepulturero. Ese triste lugar al que fue su esposa, ese hogar en el que se convirtió cuando su joven hijo cayó de cáncer y luego rebotó al nicho, esa casa donde también fue María, su segunda hija, que quiso abandonarlo en vida cortándose la muñeca.

Andrés iba todas las tardes de invierno a visitar a su familia y al sepulturero. Cuando una tarde fue al lugar y encontró unos jóvenes echando tierra muerta a un nicho, no pudo evitar preguntarles: y el viejo que aquí trabaja. Ellos en sorna y desfachatez le contestaron: El único viejo aquí es usted, señor. Y se retiraron rumbo al almuerzo, dejando a medio acabar el trabajo.

Andrés iba todas las tardes de invierno al cementerio y cuando una tarde al llegar vio un nicho abierto se aprestó a terminar lo pausado. Que la vida espera pero la muerte no. Y mientras echaba la tierra se dijo en voz baja:

El sepulturero... soy yo.

Los errores elegidos

El doctor miraba su vaso cristalino mientras Jorge hablaba de su enfermedad como quien habla de su novia. Lo había acompañado una vida y ahora que se le iba a sus 40 años no le importaba bromear de la muerte. El doctor lo echó en la cama y con el estetoscopio iba examinando el respirar de un muerto que bromeaba de la vida, o al revés, que a estas alturas daba lo mismo, él ya había cobrado por adelantado. Jorge por su parte sonreía como niño al saber su fecha final. Salió del consultorio y se fue directo a la tía Camucha a pedir su huevo frito, su café, su coca-cola, que ni frío ni caliente, ni salud ni enfermedad, lo quería todo y nada a la vez. Estaba confundido al saber que moriría tan pronto y quería llenarse de todo lo que le faltó toda su vida.

Quería llenarse de errores.

El cardenal

El cardenal veía atónito como el detector de humo pitaba dejando sorda toda intención de huir, las puertas estaban trancadas por los escombros que rápidamente cayeron las ventanas desde un quinceavo piso de poco servían, acaso el humo lograba escapar mientras a él se le iba la vida. Comenzó a llorar arrodillado rogándole a un Dios que ya lo tenía sentenciado. La cocina no es un buen lugar para morir asfixiado, los cuchillos tientan a matarte antes, las manzanas podridas te hacen ver como quedarás en poco tiempo, los zapallos en el piso, las mesas de madera, los platos rotos, las lágrimas caen, la vida se va, la muerte viene. El fuego consumió toda intención de huir y en un último aliento se fue contra los escombros para quemarse en vida y sonriendo decir: No moriré, me fundiré en la luz.

Cuando quitaron los escombros y lo encontraron tenía un cuchillo en la mano... cerca a su cuello... pero el fuego llegó antes. Cuando lo encontraron, Dios lo encontró antes. El cardenal le debía algo.

El juego

Joaquín estaba frente al monstruo y lo demás no existía. Las luces estaban apuntando hacia ellos y la música se colaba entre la máscara para hacer más acústico el silencio. La vida se reducía a un temblor puro y crudo que le recorría las venas y explotaba en cada latido. El monstruo por su parte le ponía la mano en el hombre para intimidarlo y le sonreía sabedor de su victoria. Joaquín comenzó a escribir y mientras escupía letras se le iba apagando la voz, la saliva le salía por los dedos y el proyector fungía de sus pupilas observando a todo el público que apagado en la noche estaba hipnotizado por lo que ocurría. El monstruo implacable de tres elementos empujaba al reloj que cedía a ser cuatro, a ser tres, a ser dos, a ser fin. Joaquín alzó la mirada y vio gente conocida, se fue enchufando a la noche y no pudo evitar ceder una sonrisa, ceder una queja en tos, un guiño con el ojo. El monstruo se fue y sólo quedó la bulla. La voz de Joaquín se hizo eco y retumbó en mil oídos que como cueva sagrada iban pregonando la nueva historia.

Y todo se acabó en un suspiro. Joaquín se quitó la máscara y perdió algo más que su identidad. Perdió las ganas de perder. Y el juego continuó, porque cuando pierdes... el juego es interesante. Cuando ganas... el juego termina.

domingo, julio 07, 2013

El sentimiento destructible

Llevaba once meses entre ellos, se había acostumbrado a la comida del planeta y su vestir era sencillo, saco negro y polo rojo, pantalón negro y zapatillas negras. Los miércoles salía a escuchar jazz en La Noche de Barranco y los viernes eran para caminar por la playa hablándole al viento de ella.

Aunque estaba seguro que el sentimiento aquí era más fuerte que allá, su conciencia del tema no le evitaba sentir el corazón quemarle el pecho y los ojos imantarse a ella cuando pasaba por la oficina. Los once meses desde que la conoció se volvieron días inútiles a los que había que agregarle algo para que sean ciertos, ni su maquinita de verdades ni la telepatía le sirvieron de mucho, tampoco el reloj de luces o sus ciento veintisiete años le dieron algún conocimiento certero de lo que debía hacer. Estaba enamorado hasta las antenas.

Cuando cumplió el año en la Tierra no pudo evitar dejarle una carta donde le contaba todo, desde donde vino hasta a donde se va. Y ella se rió del tema toda una semana.

Al octavo día el planeta fue destruido.


domingo, mayo 12, 2013

Si (condicional)


Si todos estuviéramos locos
yo sería tan normal,
si ella no tuviera ese nombre
todo sería más fácil,
si el sol no saliera de mañana
dormiría un poco más,
si uno más cero fuera dos
no haría falta adicionar
si no existiera la gravedad
podríamos volar
si nadie muriera alguien día
todos estaríamos tan juntos,
si el planeta dejara de girar
sería menos divertido hablar de inercia,
si la plata se me acabara
buscaría oro en tus manos,
si nada importara tanto mañana
me importarías lo mismo que hoy,
si las letras no se gastaran
mis ganas de escribir lo harían,
si no fuera tan fácil poner un punto
jamás acabaría
de si esto, de si aquello,
pero a mi pesar
si no fuera tan tonto
sería el mismo
que hoy.

Promesas


No pienso dormir nunca
excepto hoy
ni morir jamás
excepto algún día.

No pienso enamorarme otra vez
a menos que sea hoy
ni morir jamás
a menos que sea para nacer (otra vez)
algún día.

viernes, mayo 03, 2013

Ella era, bonita.



Ella encendía el sol con los ojos
Al salir de su casita de cristal
Y mirando el cielo
Decía: buenos días tristeza
O algo así.

Tenía en la cartera unas cuantas estrellas
Y siempre sonreía cuando iba por el camino
A la par que cantaba cosas hermosas
Que sólo ella entendía.

Danzaba en el suelo como si fuera nube en el cielo
Viajando de aquí para allá
Casi flotando,
Con su sonrisa infinita
Y unos ojos enormes
Cuando miraba el cielo y decía:
Buenos días tristeza.

lunes, abril 29, 2013

No le diré hola

No le diré tantas cosas.

No le diré que hoy es lunes
porque se pone de mal humor,
no le diré que cuando sonríe me cura de algunos males
ni que cuando camina me rapta la mirada,
no le contaré lo que me pasó ayer
porque prefiero una tarde con ella hoy.

No le diré que en su compañía el domingo tiene sólo dos horas
porque todo pasa tan rápido cuando salimos a caminar que el domingo parece poco,
ni que la memoria ensancha tanto el día
que a veces vivimos muchas vidas... el mismo día.

No le diré que me,
ni que le,
porque no son cosas importantes
que me preocupen contarle.

No le diré tantas bromas.
No le cantaré guitarras
No le diré te mo.
No le haré poemas
No la llevaré a la luna
Ni la traeré de vuelta
No le haré magia falsa
No le diré tantas cosas.

No le diré que fui yo el de la carta,
no le diré que cuando mete las manos a los bolsillos
me lleva adentro un rato,
no le gritaré en medio de la calle: te estoy buscando!,
porque ya la encontré,
no le diré que la encontré
porque volví a buscarla.

No le diré que fue mentira
ni que fue verdad
o que me da miedo
y que me tiemblan las manos
además de sonrojarme
cuando ella viene sola

y me dice hola.

viernes, abril 26, 2013

Te vi


Te vi
paseando las manos en los bolsillos
y sonriendo sin saber que yo te miraba
atónito de tan bonita que eras, que eres,
todo lo que diga está demás.

Te vi sobrevolar la tarde como si nada pasara
mientras tus hondas penas descansaban en tus hombros cansados
y tú sin hacerles caso te encogías en tu sonrisa
como enamorando el viento cuando te miraba.

Y yo que no soy inmune a tus labios,
menos aún cuando pintan de rojo las seis de la tarde
y tus mejillas hacen de cielo jaspeado;
tus ojos de sol, tus ojos de luna.

Te vi sin saber que estabas ahí
y cuando lo supe, quise evitarte,
por miedo quizás, a todo lo demás,
me hice el idiota como un superman con gafas
sin poderes ni un comic donde contar esta historia.

Te dije que no me gustas
Porque era tan evidente lo contrario
Que afirmarlo sería aún más tonto,
Te vi aceptarlo como quien acepta el mediodía después de las once
Y sonreir como quien apaga la tarde
Y con eso me bastó
Para encender mi noche
En los faros de tus ojos
Cuando no esperan barcos
Ni memorias innecesarias.

Te vi partir en el último tren de las doce
Y me vi decirte adiós
Con una pausa que asfixia
Con las palabras bajando por la garganta
Hasta el fondo de mi mudez.

Te vi irte con tu sonrisa etérea
Y me vi despedirme, como si mañana no te viera
Y me bastará decirte chao, eterna,
(aunque a la distancia me parece que te vi
mirarme desde el tren y decir: yo también... te vi). 

A la  Rebeca de otro nombre.


Rebeca

La Rebeca en sus mejores años,
ésa que bailaba vestida de invierno en la plaza
con todos los aplausos de la luna
y el café lloviendo a los que pasaban.

La chica de los ojos tristes y sonrisa eterna
saltando de aquí para allá con su cartera roja
cantando cosas que ahora no recuerdo
y acaso recordando, se pierden en el tiempo
entre tanto recuerdo de sus piernas blancas
y su falda de estrellas,
entre tanta nostalgia de sus brazos alcanzándome
cuando me cansaba de estar sin ella.

La noche se hacía de motivos en Rebeca
para hacerse extensa y plagar de música
silencios innecesarios que nos sobraban
mientras las horas se gastaban entre sillas de madera
y piscos mal servidos,
entre bromas tontas y sonrisas sin foto,
entre relojes en pausa
entre tanta memoria mentirosa
entre la Rebeca en sus mejores años
y el poeta en sus peores letras
entre su piel besando el aire
y mis manos helando el viento
entre tantas cosas sin importancia
que con ella se hacían importantes
entre recuerdos que ya no recuerdo
y que ella me hacer recordar
sin siquiera intentarlo
entre su vaga intención
y mis ganas de estar vivo
entre su sonrisa vengadora
y mi risa justiciera
entre labios aterrizados
de tanto sobrevolar sus brazos, los míos;
entre el uno y el dos,
entre nosotros,
una Rebeca de otro nombre
y yo un escritor de otro entonces.

La Rebeca ya vuelve,
está parada en la nostalgia
de una memoria a la que miento
para hacer más extraño el pasado
y no saber qué fue del inicio
y me importa menos el final.

La Rebe tiene sus motivos para volver
pero yo le pregunto (sin preguntarle)
para qué hacerlo si en sus mejores años
nunca estuvo aquí,
y cuando se fue
no lo hizo de aquí para irse allá
se fue allá,
para estar
más allá.

La Rebeca es una hermosa mujer sin importancia
una mujer de otro nombre
que se fue
cuando menos estuvo.

martes, abril 23, 2013

Hoy

Hoy me di cuenta que a veces escondes las manos en los bolsillos
tal vez pensando guardarlas para más tarde
cuando tengas que barrer las nubes
y pintar de acuarelas azules el cielo,
cuando las agujas del reloj suben
y te miro sin mirarte
para restarle importancia
a lo que es tan evidente.

Y aquí hago una breve pausa porque me doy cuenta que estoy abusando de la rima y estoy escribiendo ya cosas de enamorado y estoy diciendo HOY como si esto hubiera pasado en mi día.

Hoy me di cuenta que el martes contigo
se parece a un domingo sin ti
escuchándote en cada canción
y suspirando tus ausencias
como un Don Quijote sin barbas
que poco entiende de pausas
mientras corre en la loca aventura
de vivir un día prestado
en tus relojes de arena, dulcinea.

Y aquí hago otra pausa, porque, en realidad no tengo un porqué. Prosigo.

Hoy le puse un punto con sabor a coma
al hoy.

jueves, abril 18, 2013

Voy sin importancia


Voy a darle PLAY a la vida
y vestirme de negro como antaño,
salir a la calle y buscar una fiorella,
como la primera, como la última,
encender todas las velas que tenga en la mano
y hacer volar mis zapatillas
al compás de una canción en inglés
cantada en francés.

Voy a caminar cantando
mientras ando soñando en cosas sin importancia,
voy a ir besándola mientras ella me ignore
y haciéndole poemas mientras ella se sonroje,
voy a darle PAUSE a la tarde
para llenar el cielo de comas
y soplarme todas las nubes de un respiro,
voy a quedarme quieto mientras salto
y mirarla a los ojos
para hundirme en su mirada
y caer en lamentos fríos
de tanto silencio que dicen nada.

Voy a darle STOP
y que todo se vaya a la merde,
que a veces está bien hacer cosas sin importancia
pero cuando el día se llena de ellas sólo buscas precipicios
imaginándote un papel que cayendo nadie alcanza.

Voy a darle PLAY a la vida
para encender la sonrisa de madera
y apagar los días
de aburridas esperas.
(de mentira, de veras)

domingo, octubre 21, 2012

A.rella



De faux baisers et un adieu
no vamos a vivir toda la vida
así que obvia mi saludo
y sin excusas busca la salida.


Porque el rojo complicado
que se posa en tu espalda
para restarme rezos
no detiene mi andanza.


Pero el beso felino
bastó para atarme a tu quizás
que evité para protegerte
pero hoy reclamo mío

en esta tarde de jueves
que ya me sabe a viernes,
mientras desnuda bailas sola
frente a todos los espejos
de mi fría alcoba.




domingo, septiembre 16, 2012

Precios injustos y cartas inconclusas.

¿Cómo vendes lo que no tienes?

Avanzan las palabras sin saber qué decir
en una carta interminable a X,
impacientes letras que no entienden que no necesitan
saltar a esta nueva línea para que sigan siendo poema,
pero anda diles que no rimen ni que te necesitan, poeta.

En mayúsculas uno gusta de iniciar estas historias
quizá para llamar la atención de la memoria
o tal vez para no perder de vista el día
en que perdiste la cabeza
por un momento,
por un tiempo al que luego no sabes enumerarle los días.

Luego viene bien aderezar estas cosas con besos
que sin ellos los labios pierden importancia,
porque se prefieren las letras tartamudas en papel
a las palabras borrosas en el eco de una voz desgastando el aire.

La pasión suele quemar malos recuerdos
y el frío suele ser buena excusa para los mejores capítulos
de unas hojas que jamás serán reescritas con mejor tinta
que la de salibantes silencios,
antesalas todas
de noches en las hemos muerto.

Esta es una carta interminable de Y,
terminada veinte años después de empezarla,
con silencios a cuestas
y mentiras justas,
con exagerados títulos
y puntos aparte,
con sangre de verdad
y camas que empezaban en mis brazos
y terminaban en sus piernas,
con vidas sin comas
e historias sin puntos
(de verdad).

El vendedor de ilusiones
también las compra.


lunes, julio 30, 2012

Ev va.

Me colgué de un tirón de su falda
niña eva de miel de mentira
y me dejé llevar por donde saltaba
niña eva de miel
para quién sabe dónde soltarme
niña eva
y dejarme caer
niña
en el piso hay, ay mentiras.

Me caí un poco
mentira de miel, eva niña
para saber cómo hacer
mentira de miel, eva
cuando toque volar a su falda
mentira de miel
y cobijarme en sus piernas
mentira
mientras salta lejos

de mi eternas caídas.

martes, mayo 01, 2012

Una carta a la tierra


Si supieras dónde estoy ahora
no lo creerías
o creyéndolo me dirías:
-no te creo-
en tu voz aguda casi hincante
frunciendo el ceño casi como creo recordarte.

Desde aquí la tierra es un paisaje en óleo;
como tus ojos, como los míos,
cuando nos acostábamos en tardes de óreo
y yo me reía recorriendo tus brazos
escribiendo rimas sin sentido.

Tengo diez hijos ya,
en distintos planetas, claro está,
sabes de mi pasión por el amor
y afición por la pasión,
tuve sexo mil veces
pero nunca hice la guerra.

Es un poco triste este lugar,
la cítara de Harrison suena vacía
por la falta de oxígeno
y a falta de música
he retomado las cartas
y me he hundido un poco en recuerdos
para volver a tomar un simple café
y volverte a besar las piernas
a diario para que sepan que existen.

Desde aquí la tierra es un poco aburrida,
quién diría desde aquí,
y sin mis memorias,
que el rojo era tan tus labios
los domingos por la tarde
(y que la lluvia me calmaba todo
menos la sed)
y quién diría...
la tierra está tan... no importa
porque no la puedes ver
ya que estás allá
y quién diría entre tanto azul y blanco jaspeado
a la distancia, te ves tan hermosa, como siempre,

(mi) destinataria.