viernes, abril 26, 2013

Te vi


Te vi
paseando las manos en los bolsillos
y sonriendo sin saber que yo te miraba
atónito de tan bonita que eras, que eres,
todo lo que diga está demás.

Te vi sobrevolar la tarde como si nada pasara
mientras tus hondas penas descansaban en tus hombros cansados
y tú sin hacerles caso te encogías en tu sonrisa
como enamorando el viento cuando te miraba.

Y yo que no soy inmune a tus labios,
menos aún cuando pintan de rojo las seis de la tarde
y tus mejillas hacen de cielo jaspeado;
tus ojos de sol, tus ojos de luna.

Te vi sin saber que estabas ahí
y cuando lo supe, quise evitarte,
por miedo quizás, a todo lo demás,
me hice el idiota como un superman con gafas
sin poderes ni un comic donde contar esta historia.

Te dije que no me gustas
Porque era tan evidente lo contrario
Que afirmarlo sería aún más tonto,
Te vi aceptarlo como quien acepta el mediodía después de las once
Y sonreir como quien apaga la tarde
Y con eso me bastó
Para encender mi noche
En los faros de tus ojos
Cuando no esperan barcos
Ni memorias innecesarias.

Te vi partir en el último tren de las doce
Y me vi decirte adiós
Con una pausa que asfixia
Con las palabras bajando por la garganta
Hasta el fondo de mi mudez.

Te vi irte con tu sonrisa etérea
Y me vi despedirme, como si mañana no te viera
Y me bastará decirte chao, eterna,
(aunque a la distancia me parece que te vi
mirarme desde el tren y decir: yo también... te vi). 

A la  Rebeca de otro nombre.


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