domingo, julio 14, 2013

El cardenal

El cardenal veía atónito como el detector de humo pitaba dejando sorda toda intención de huir, las puertas estaban trancadas por los escombros que rápidamente cayeron las ventanas desde un quinceavo piso de poco servían, acaso el humo lograba escapar mientras a él se le iba la vida. Comenzó a llorar arrodillado rogándole a un Dios que ya lo tenía sentenciado. La cocina no es un buen lugar para morir asfixiado, los cuchillos tientan a matarte antes, las manzanas podridas te hacen ver como quedarás en poco tiempo, los zapallos en el piso, las mesas de madera, los platos rotos, las lágrimas caen, la vida se va, la muerte viene. El fuego consumió toda intención de huir y en un último aliento se fue contra los escombros para quemarse en vida y sonriendo decir: No moriré, me fundiré en la luz.

Cuando quitaron los escombros y lo encontraron tenía un cuchillo en la mano... cerca a su cuello... pero el fuego llegó antes. Cuando lo encontraron, Dios lo encontró antes. El cardenal le debía algo.

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