La belleza está en tus ojos.

Mi nombre es sol
y te he observado desde el cielo,
no me llames tierra
pero he sido pisado en tu camino,
he contado tus pasos
y me he perdido en tu mirada.

Mi nombre es horizonte
y te he seguido desde lejos,
me he perdido en palabras
y te he declamado algunos versos
que de seguro no haz escuchado
porque fueron gritados
en silencio.

Mi nombre es arcoiris
y me he ocultado azul en tu piel
para ir dibujando palabras en tu sonrisa
y pintar a óleo puro tus cicatrices con la tinta de mis matices.
Rojo no soy
que de eso son dueños tus labios
ni tampoco albor
que el blanco pertenece a tu piel,
negro tal vez
para ocultarme en tus cabellos
y rosa quizás
para dormir en tu pecho.

Mi nombre es viaje
y he estado sentado junto a ti
en algunos carros de ida,
en algunas aventuras de venida,
en algunos días que sin llamarte Ida
tenías en soledad
siempre compañía.

Mi nombre es seis
y son las que veces que haz besado
de forma sincera y sin miedo,
tal vez el cumpleaños de alguien que aún no conoces,
el número de estrellas que brillan en el marco de tu ventana,
la cantidad de letras que duplican tu nombre
pero aún así no alcanzan para superar tu alegría
cuando a sonreir te dedicas
y de los números te olvidas.

Mi hogar es el parque
donde te sientas a imaginar imposibles,
a escribir miradas en el aire,
a dibujar planos en la arena,
a saltar sobre el agua,
a reir contra el viento.

¿Mi nombre?
es el que tú me des,
cuando a escribir sin tinta te dediques,
abrigada por el invierno de mis brazos
y reflejada en el espejo de tus sombras.

Mi nombre es...
tu ymaginación hecha letra.