domingo, enero 16, 2011

Se fue.

Ella durmió una tarde de diciembre
susurrando no me olvides
en las palmas de su novio.
Se hundió en el ocaso infinito
de un recuerdo menguante
y reflejada en mil ventanas
vino a parar a mis lágrimas.
Ella se hizo el eco del silencio
y la paz se hizo su verbo.

Q.E.P.D.  T.O.

1 comentario:

Moony-A media luz dijo...

Impresiona...
Las tardes de diciembre son demasiado cortas para todo. Hasta para las despedidas. Pero, se clavan en el recuerdo.

Un beso grande.