lunes, diciembre 12, 2011

Balística



Tal como él lo vio todo era un baile de balas, con idas y venidas que a nadie pedían permiso. Escondido tras una patrulla y con su Magnum 45 cargada, sólo esperaba el momento oportuno para salir a bailar. Eran cinco de los malos contra tres de ellos, los buenos, armados todos con armas gemelas, a punto de estrenar el coraje y saber a qué suena jalar el gatillo en medio de una fiesta ya empezada, donde sus damas de compañía aún permanecían tímidas y apretujadas en sus manos sudorosas. Él fue el primero en saltar sobre el auto y correr como un desquiciado disparando todo a cuanto su vista motivase, los malos entraron en shock momentáneo, después de tanto disparo sin menguantes ahora tenían un loco corriendo hacia ellos sin otro ánimo que dispararles, uno de ellos, el más parco en su mirar no tuvo miramientos ni shocks duraderos y se dispuso a seguir con el show.

Una bala certera pegó en la frente del demente corredor de turno y otra llegó presurosa atravesando de cabo a rabo su pecho recién lustrado de azul policiaco, hacía unas pocas horas de la graduación en la Academia y ya estaba manchando de rojo el traje, mientras caía llegaron a su encuentro otra breve marcha de balas que sólo hicieron de la caída un llanto rojo de fiestas tristes, ochos balas más entraron a su cuerpo y lo acostaron amablemente al piso. Sus compañeros se unieron en la idiota jornada de muerte alzándose sobre las patrullas de un salto y saliendo al ruedo, como toros de furia que van por sus estocadas. Pero aprovechando lo rápido de su movimiento o la suerte de recién graduados, sus balas tuvieron felices asideros, haciendo caer de un fulgor al asesino de su compañero y luego sin saber cómo, reventando un pequeño balón de gas en el auto que usaban como escudo los malos de esta jornada, haciendo del baile ya más monótono, sólo quedando en pie los de azul.

Los dos héroes de la tarde se abrazaron entre sollozos dignos de telenovela, que no de película de acción, y casi regresando al origen de la furia que los impulsó a convertirse en policías de verdad, al menos por unos momentos, retornaron las miradas al compañero tendido en el suelo, rodeado por un sábana roja que brillaba grotesca con el sol cayendo en todo su esplendor. Se acercaron con pasos lentos, casi de funeral adelantado, sólo para ser recibidos por una sonrisa burlona desde el piso, acompañadas por un breve discurso:
-Diez balas no fueron suficientes-

1. Cinética

----------------------------

No hay comentarios: